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Se llena de amor el Coca Cola Music Hall con Julieta Venegas



Hay artistas que trascienden generaciones para volverse íconos de sus tiempos. El arte interpretativo, la vigencia y pertinencia de sus canciones, así como su personalidad crean conexiones con las personas de modo cuasi mágicos. El pasado 14 de febrero de 2024 y en la celebración del Día del Amor, se presentó en el Coca Cola Music Hall la cantautora mexicana Julieta Venegas. Luego de 10 años de ausencia de nuestras tarimas isleñas, un lleno total la recibió con el calor, cariño y pasión que solo los puertorriqueños sabemos dar.

 

Cerca de las 9 PM, el salón se apagó y la música tomó su protagonismo junto con un show de luces poniendo al público eufórico. Luego de varios minutos, apareció Julieta Venegas bailando hasta que llegar a su micrófono. Con la energía que la caracteriza, el concierto comenzó con las canciones: “Dime la verdad”, “Caminar sola”, “Mismo amor” y “Bien o mal”. Luego de esta última, la cantautora saludó y dio la bienvenida al público desde el cual se escuchaban gritos diciendo “Julieta te amo”.

 

Con esa efusividad en el aire, el espectáculo continuó con las canciones “Ese camino”, “Algo está cambiando”, “Te vi”, “La nostalgia”, “Pura fantasía”, “Parte mía”, “Te encontré”, “Brillaremos”, “Eres para mí” (La cual puso al público de pie a cantar y bailar), “En tu orilla”, “Despechada mexicana”, “Despedida”, “Andar conmigo”, “Lento”, “Un lugar”, “Tu historia”, “Me voy” y luego de presentar a su banda y despidiéndose, “El presente”.

 

Julieta salió de tarima, pero ante el pedido efusivo del público, regreso. Dijo que tenía tres canciones para cantar, le dijo los títulos a los asistentes y les preguntó cuáles dos de esas quería para luego decir “No importa, voy a cantar las tres”. Así terminó una noche hermosa en su voz y energía con las interpretaciones de: “Oleada”, “Dame una oportunidad” y “Limón y sal”.

 

La cantautora vino a cantarle al público puertorriqueño. Fue poco lo que habló, pero fueron grandes y muchas las emociones que despertó. Su joven banda tocó con el alma con rostros lleno de disfrute por lo que hacían. Julieta no solo cantó con esa voz melódica que se mete profundo en el alma, sino que hizo un despliegue de talento tocando piano, guitarra y acordeón. Fue un viaje musical íntimo y colectivo bien curado en las canciones seleccionadas y el orden, así como en la pasión y entrega de la cantautora. Ese 14 de febrero en el Coca Cola Music Hall fue una noche en que se intercambió amor entre artista y público haciendo de esa velada una memorable.


Fotos por Move Concerto Puerto Rico

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