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La historia de los pueblos está ejemplificada en el arte y sus diversas manifestaciones. De modo particular, el quehacer de los individuos en su modo particular y colectivo los vemos visto expresado de modo particular y más colectivo en los escritores y cantantes. Una de esas manifestaciones que ha calado profundo en nuestro Puerto Rico es el canto y la improvisación de la trova; Manifestación musical/poética que se disfruta todo el año y en diversos momentos. Desde tiempos inmemoriales, Puerto Rico ha sido cuna de familias que han llevado ese arte tanto en el entorno isleño como internacional convirtiéndose en estandarte de esa manifestación creativa tan compleja. El domingo 6 de noviembre de 2021, se juntaron en el histórico Teatro Alejandro Tapia y Rivera dos de las familias más emblemáticas en ese arte de la música autóctona y la improvisación: La familia Sanabria y los Villanueva quienes estuvieron acompañados por otra familia legendaria en la música: Los hermanos Colón Zayas.
Con el sonido del cuatro en el estilo único de Edwin Colón Zayas, subió el telón del Teatro provocando en el público un profundo y sonoro aplauso. Paso seguido, entraron todos los trovares a tarima quienes interpretaron un aguinaldo jíbaro. Luego de cada uno decir unas palabras de bienvenida, comenzó la participación individual con el más veterano de todos y patriarca de los Villanueva: José Miguel “Villa”. Con esa voz tan única de nuestros campesinos, su participación y pasión interpretativa marcó lo que sería una velada intensa y sublime.
La jornada musical continuó con la participación del mayor de los Sanabria: Alfonso. Con la potencia de su voz y lenguaje corporal interpretó con gran entrega unas décimas al estilo chacarera. Luego, éste presentó a Ricardo Villanueva quien cantó un estilo bayamonés con gran elocuencia. Dentro de su participación, distinguió y elogió la gesta musical de la familia Colón Zayas. A continuación, y con un estilo de trova en cante jondo perfecto para su voz, Fernando Sanabria continuó el viaje musical. Seguido, entró a tarima Eduardo Villanueva quien invitó a acompañarlo en la música e instrumentos a sus hijos. Con esa energía en tarima, Julio César Sanabria tomó la canción para interpretar con gran elocuencia unas décimas al estilo cagüeño.
Con la intensidad y gusto por su instrumento Edwin Colón Zayas hizo una pieza solo de cuatro al cual se unió en el güiro su hermana Emma y en la guitarra su hermano Billy para hacer una interpretación magistral y de placer para los oídos. Al terminar, el animador de la actividad, Luisito Vigoreaux invitó a todos los trovadores a pasar a tarima y los retó a que las personas escogieran uno de ellos y les dieran pies forzados para que improvisaran. Así se hizo y fue un placer de creatividad, diversidad y poesía. El público escogió en diversos momentos a cada uno de ellos, algunos varias veces.
Luego de este manjar, continuó la improvisación esta vez en un exquisito mano a mano entre los mayores de ambas familias de trovadores con Alfonso Sanabria y José Miguel Villanueva quienes hicieron un espectacular pico a pico como se conoce en el argot musical. En un espectacular y placentero contraste, subió a tarima la tercera generación de los Sanabria en la voz de Julissa quien al ritmo de un seis comerieño y con su bella voz y presencia escénica ganó el aplauso efusivo del público. Tan pronto culminó su presentación, subieron a tarima para un pico a pico Ricky Villanueva y Julio César Sanabria en un emotivo juego de improvisaciones en donde reinó la admiración del uno hacia el otro tanto en lo profesional como en lo creativo y personal; Participación que terminó en un cálido y efusivo abrazo entre ambos.
Con todas esas emociones, la parte femenina se volvió a hacer presente esta vez con la cantante Yezenia Cruz que con su melodiosa, contundente y potente voz interpretó unas décimas con gran elocuencia. Siguiendo esa línea, Emma Colón Zayas dejó el güiro para cantar unas décimas en el hermoso ritmo del seis celinés. Al terminar, su hermano Edwin retomó la belleza de su arte musical e interpretó una pieza solo instrumental.
Y se acercaba el final de la velada cuando entró a tarima Fernando Sanabria y Eduardo Villanueva para tener un pico a pico como en la mejor tradición de la trova cargado de creatividad, controversia, pero a la vez respeto. Luego de esta intensa improvisación, Eduardo Villanueva invitó a pasar a tarima a todos los trovadores para recibir al más joven de todos, la cuarta generación de los Sanabria: Rodrigo quien fue recibido con un contundente aplauso. Eduardo dijo: “Vengan, porque en donde se pare un joven trovador, todos tenemos que estar para apoyarlo”. Rodrigo interpretó un seis fajardeño con tanta intensidad que se le bajaron las lágrimas durante su canto, así como también a parte del público. Cuando terminó, fue recibido por su orgulloso padre, Julio César, con un cálido abrazo en el cual ambos temblaban. Rodrigo se despidió, se quedaron todos en los trovadores, Yezenia y Julissa también se les unieron y cerraron la velada cantando todos un seis chorreao con un teatro lleno a capacidad puesto de pie.
Al terminar la velada y uno mirar el reloj, habían pasado casi 3 horas de música, pero era como si el tiempo se hubiera detenido. El manjar musical, creativo y poético que allí se había gestado parecía surreal. Dos de las familias más importantes de trovadores puertorriqueños; Cuatro generaciones; Y una de las familias de músicos más representativas de nuestra música autóctona; Se habían juntado para mostrar unidad, compromiso, respeto mutuo y lo mejor que nuestro país puede dar en sus cantantes. En la tarima del Tapia se hizo historia, se contaron historias, se vivieron historia. Afuera del teatro, un público esperó sus músicos para felicitarlos, abrazarlos y contarles anécdotas. Las redes sociales estuvieron por varios días llenas de mensajes de satisfacción y agradecimiento por el concierto. Ciertamente son momentos en los que uno se siente orgulloso de ser puertorriqueño y lo que podemos lograr cuando nos unimos.