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La noche de las Arquetipas: Concierto de Jevas


Foto por Maité Alexandra

Cuando se juntan personas a fin en ideas, mirada de las cosas y en fines en común, pasan cosas grandes; Cuando ocurre eso, pero que además se le suma el arte, surge la magia. Tal vez en conversaciones se puede sentir que algo bueno se cuaja, pero es en el performance del momento en que se desata la belleza, la intensidad, lo incontenible en tertulias. Una muestra contundente de esto se dio el sábado 6 de abril en el histórico teatro de la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras con el concierto Arquetipas: Concierto de Jevas. MusicartePR estuvo presente y les cuenta lo vivido.



Mientras el teatro se llenaba de un público entusiasta, tras la tarima las miembro de la orquesta de Arquetipas, contaban, entre nervios y ansiedad, el tiempo para salir a tarima. Cuando se anunció la tercera llamada, todas se abrazaron y salieron para tomar el lugar de cada una. La velada intensa de musica estaba por comenzar.



La velada musical comenzó con la sutileza de una pieza a piano con la pasión y gusto con que lo interpreta Daniela Santos. Ya con la música llenando los sentidos de los presentes, la voz y la interpretación del cuatro puertorriqueño de Lizmarie Torres con “Mi tierrra” cautivó por lo diverso de la pieza acompañada de la banda y además por su dulce y potente voz. A continuación, la tarima tomó un tono musical poético en el melodioso tono de Fana quien rindió homenaje a Julia de Burgos con una composición suya que le dedicara a la poeta. Con la poesía en el aire, en un texto confesional/poético, María José supo conmover al público y sumergirlo en un espíritu de disfrute y reflexión con una pieza suya titulada “A mamá”.



Luego de esa presentación, la potencia al son del bolero de “Las hojas y el viento” en interpretación de Yaritza Zayas supo robar suspiros y cautivar. Con la dulzura en el aire, de nuevo el piano volvió a ser el protagonismo en la presentación poderosa de la maestra Brenda Hopkins que tocó su pieza “Aeropiano”, para luego ponerse de pie, agradecer, y dedicar su próxima pieza, “Búscame en el viento”, a una amiga que perdió post huracán María; Pieza que tocó con solemnidad e intensidad llevando a provocar sollozos y lágrimas. Le siguió en contraste bien logrado y comunicativo, con una canción suya Shanti Gallard con “Aguinaldo para Valerie Ann” cuyo tema le quebrantó la voz. Para culminar la primera parte del concierto, Shanti interpretó “Antígona” cuya pieza fue acompañada por un performance teatral por María José y la bailarina Yulie Padilla.



Luego de un breve intermedio, sola con su guitarra y ese juego de voces, de palabras precisas y de música provocadora, Mima retomó la magia con “Dos amores”; Para luego tocar, acompañada por el chello y el bajo, “El pozo”. Con su dulzura e intensidad y con la banda completa en tarima, Fana pasó a cantar con elocuencia la canción “El canto de la sirena”; Seguido por “Los espejos” en la cual estuvo acompañada por la magistral danza en el tubo por parte de Yulie Padilla; Baile cargado de fuerza, de conversión, de lenguaje en movimiento y de absoluta poesía de silencios.



Con esa intensidad en cada rincón del teatro, la elocuente y potente canto de Yaritza Zayas interpretando “Yo pagó la cuenta”, cautivó. En una vuelta al texto poético/confesional, María José presentó su pieza “Casa Blanca”. Con esa pasión de ese silencio suyo que hable, pero de ritmos en su bajo y esta vez también en su voz, Angélica Kolsan se vivió el tocar y cantar la canción “Sisters”.



Esta presentación, preparó las energías para el cierre con la cantautora Cheryl Rivera. Con un traje sencillo y un maquillaje para honrar a la Madre Tierra, Cheryl tomó el centro de la tarima para cantar, a modo de homenaje, la canción “Olas y arena” de Sylvia Rexach. Con un público cautivo, la cantautora culminó su interpretación y concierto rindiendo honor a todas las mujeres y la Madre Tierra con su canción “Matria” cuya versión de la noche fue apasionada, sublime y llena de esa intensidad de la letra y de la compositora.


Con un público de pie, las Arquetipas se abrazaron en tarima complacidas. Esa noche se había marcado una pauta en la música puertorriqueña y en el arte compuesto y expuesto por mujeres puertorriqueñas; Una nueva cepa consciente de su tiempo y en pie de lucha y resistencia. Fue un disfrute a nivel musical, de letra, de danza, de performance, de placer sensorial. Aún hoy, se siente lo vivido y se hace difícil traducir en palabras las historias de una noche sencillamente mágica.



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