Hay cantantes cuya música trasciende generaciones; Músicos que conectan con el público por su personalidad, ritmo, letra de sus canciones, entre otras. El viernes 22 de abril de 2022, se presentó en el Coca Cola Music Hall de Puerto Rico una de esas cantantes más queridas por el público y que marcó, no solo su generación, sino todas las posteriores: Ana Torrojas ex integrante de la banda Mecano. En una producción de G Enlighten Productions, fue un concierto lleno de emociones desde la selección de canciones, la iluminación, las gráficas y la entrega del público. Estuvimos presentes y les queremos compartir lo vivido.
Desde tempranas horas, un público diverso fue llegando y llenando el Coca Cola Music Hall. Se podía percibir mucha ansiedad, curiosidad y expectativa en los rostros de las personas. Cerca de las 9:30 PM, las luces del recinto de apagaron. Una proyección de unos televisores al fondo de la tarima con imágenes icónicas de músicos, deportes, acontecimientos mundiales de los 70’s y 80’s se proyectaban mientras que en una de las pantallas un reloj marcaba un conteo regresivo calmando la espera. Al terminar, todo se volvió a oscurecer. Los músicos de la banda vestidos de blanco hicieron doble fila y entre ellos entró Ana Torrojas con un vestido entallado a su cuerpo, una batola y botas altas en combinación. Con un caluroso aplauso y con el público de pie, comenzó una noche que sería intensa.
El concierto comenzó con un bloque de canciones muy rítmicas: “Cine”, “Ay qué pesado”, “Me colé”, y “Hoy no me puedo levantar”. Al terminar estas, comenzó otro segmento con varias canciones más emotivas intercalando de las suyas de solistas con las de Mecano. Estuvieron: “A contratiempo”, “Ya no te quiero”, “Corazones” y “20 mariposas”. En este segmento hubo una anécdota muy cotidiana en la cual a Ana se le olvidó cuándo entrar a cantar en la canción “Corazones” y dijo que a veces le pasa lo cual le dio un sentido de intimidad con el público agradable y se escucharon voces que gritaban: “¡Te perdonamos!”.
Durante el final instrumental de la última canción del pasado bloque, Ana salió de tarima para luego regresar cambiada de ropa con un traje corto entallado a su cuerpo combinado sus altas botas. Esta parte del concierto estuvo compuesta por las canciones: “Cruz de navajas”, “Soy”, “7 de septiembre”, “Ya se fue”, “Amantes”, y “Sonrisa”; Un conjunto de canciones que puso al público a eufórico y que en la canción “7 de septiembre” la gente se puso de pie a cantar.
Al terminar la canción “Sonrisa”, la tarima se apagó por poco más de dos minutos lo que hizo pensar el público que el concierto había finalizado y se oyeron gritos del público mismo aclamando varios títulos de canciones mientras otros pedían otra. Al encenderse la tarima y marcando el inicio de otro bloque musical, la gente se puso de pie al identificar la canción que iría y que sería una de las más esperadas: “Mujer contra mujer” en la cual los teléfonos móviles de las personas grabando o transmitiendo el vivo por las redes sociales parecían un mar de luciérnagas. Luego de tanta intensidad, la música continuó con: “Llama”, “La fuerza del destino” y “Un año más” en la cual, al final de esta, salió para aparecer luego con otro cambio de ropa.
Con un set toda de blanco que le daba un toque místico como las canciones que interpretaría, Ana apareció para su última parte del concierto. El concierto cerró con las canciones: “Hijo de la Luna”, “Hora y cuarto”, “Duele el amor” (La cual interpretó a dúo con su tecladista/guitarrista) y se despidió con “Barco a Venus”.
Al despedirse, un público eufórico y de pie, pidió otra y Ana no les hizo esperar; Ni si quiera se fue del todo de la tarima. Se encendió la tarima e indicó a sus músicos a salieran de la misma. Seguido, dijo: “Yo sé que hay muchas canciones que se me quedan y no tengo montadas, pero ¿qué quisieran que yo hubiera cantado?”. La gente dijo títulos de canciones y así ella fue complaciendo, cantando a capella fragmentos de 2 a 3 minutos de cerca de diez canciones que le pidieron. Luego, pidió a la banda que entrara para cerrar una noche memorable con la canción “Me cuesta tanto”.
El concierto “Volver” de Ana Torrojas fue precisamente un volver en lo literal y metafórico. Un público diverso en edades y generaciones estuvo tres cuartas parte de este de pie cantando y bailando, muchos y muchas inclusive se les veía así cuando estaban pidiendo en la barra. A pesar del espacio amplio que es el Coca Cola Music Hall, la interacción de la cantautora con la gente, lo cotidiano de sus comentarios, su voz, la selección de canciones y las gráficas que acompañaron las mismas dieron una sensación de intimidad pocas veces logrables por un artista. De salida, solo se podían ver y escuchar personas complacidas y felices. Fue, sencillamente, un placer sensorial que quedará para siempre en la mente y sentidos de todos quienes allí estuvieron.
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